En un post publicado la semana pasada traté de clarificar qué es una libertad y cuándo es afectada, a propósito del caso de una periodista cuya libertad de expresión se habría visto afectada al ser separada de un medio de comunicación. En ese mismo post pensaba hablar de la “libertad religiosa” a propósito del caso Kim Davis, pero ya quedaba demasiado largo.
Esta semana, sin embargo, unas declaraciones del Papa Francisco en las que supuestamente[1] defiende a Kim Davis han reanudado el debate.
Kim Davis, hasta hace poco una ilustre desconocida, es una empleada del Condado de Rowan, en Kentucky, que tiene, entre otras tareas, el entregar licencias de matrimonio. Ella aparentemente hacia su trabajo muy contenta hasta que la Corte Suprema de los Estados Unidos de América, en el caso Obergefell v. Hodges, decidió que negar la licencia matrimonial a parejas del mismo sexo era inconstitucional. Esa decisión se volvió Ley en los Estados Unidos, creando la obligación para los Estados de otorgar licencias para matrimonios del mismo sexo y además de convalidar los matrimonios entre personas del mismo sexo válidamente celebrados en otros Estados.
Entonces Davis simplemente se negó a casar a las parejas homosexuales, incluso desafiando una orden judicial y señalando que actuaba “bajo la autoridad de Dios”. Davis y sus abogados alegan que obligarla a casar homosexuales violaría su libertad religiosa.
Habíamos precisado la semana pasada que la libertad debe ser entendida como la ausencia de coerción. ¿Basta en este caso que la ley obligue a Davis a casar homosexuales para considerar que su libertad religiosa ha sido violada?
La Primera Enmienda de la Constitución estadounidense impide al Gobierno “establecer una religión” o “prohibir el libre ejercicio” de cualquier religión[2]. Pero en este caso, hasta donde sabemos, no se está obligando a Davis a creer en el matrimonio homosexual; ni se le prohíbe rezar ni asistir a misa (lo que sería una coerción, una violación a su libertad).
No, a Davis simplemente se le ha pedido que cumpla con sus deberes. Ella aceptó un trabajo como funcionario público, y eso le genera ciertos deberes; principalmente, el deber de cumplir la Ley. Como bien precisa Ilya Shapiro, constitucionalista del Cato Institute, Obergefell no dicta que todos los ciudadanos tienen el deber de apoyar el matrimonio del mismo sexo, pero sí que los gobiernos locales deben proveerlo. Si no le gustan las nuevas condiciones de su trabajo, Kim Davis debe renunciar.
Distinto sería el caso si la ley obligaría a un sacerdote católico a casar una pareja homosexual. Esa sí sería una violación a la libertad religiosa, pues el Estado se estaría inmiscuyendo en las reglas y rituales de un culto al que nadie está obligado a pertenecer.
Una ley que prohíbe una determinada religión sería, claramente, una violación a la libertad religiosa. También serían claras violaciones a la libertad religiosa leyes prohibiendo el uso de burkas a las mujeres musulmanas o a los judíos practicar la circuncisión (aunque en algunos casos habría que analizar si pueden imponerse limitaciones razonables a estas prácticas, como en el caso de la burka y el acceso a edificios públicos).
A veces una ley puede violar incidentalmente —Geoffrey Stone, profesor de la Universidad de Chicago analiza aquí las diferencias entre violaciones directas e incidentales— la libertad religiosa, como una ley prohibiendo el uso del ayahuasca. Aunque la prohibición tenga otros objetivos y razón de ser, puede afectar el ejercicio de algunos ritos religiosos.
Pero ese no es el caso de la supuesta “mártir” de la libertad religiosa, Kim Davis. Cuando Davis se rehúsa a otorgar licencias matrimoniales, es ella más bien la que busca imponer sus creencias religiosas a otros, utilizando los poderes que el Estado le confiere. “Líbranos de ese mal”.
(Imagen del post: Caricatura de Mike Luckovich, vía: http://blogs.denverpost.com/opinion-cartoons/2015/09/08/kim-davis-cartoons/44996/)
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De acuerdo contigo. Vamos a poner un ejemplo, en EUA aun hay personas racistas que no ven bien que una pareja interracial se case, se imaginan que una de estas personas tengan el cargo de kim davis y se niege a casar a una pareja interracial baja los argumentos de que van encontra de su ideologia, sería un escándalo y nadie la pondría de mártir.
Lo mismo es este caso, solo que aquí los conservadores la están usando como una mártir cosa que no es.
¡Tal cual! Gracias por comentar Gecy. Saludos, Mario